Generalmente se trata de niños tímidos o temerosos de personalidad introvertida que,
usualmente son más pequeños, más débiles o torpes que la mayoría de los
compañeros.
Puede tratarse de niños que pertenecen a alguna minoría dentro de
la mayoría del aula, por ejemplo, de género, étnica, social o de preferencias;
niños orientales, negros, o con gustos “raros”,
por ejemplo un niño que en lugar de jugar fútbol patine, baile o juegue
al ajedrez.
Los agresores eligen a niños solitarios, de pocos amigos o recién llegados a la escuela que
necesitan ser aceptados rápidamente y por ello no se oponen a nada ni nadie que
pueda generarles ser segregados; cuando no encuentran una víctima entre el
resto de sus compañeros; por lo general los eligen con desventajas físicas, o
más pequeños, o más livianos o que no sepan pelear o sean torpes.
En otros casos, los niños victimas de acoso son aquellos que destacan académicamente y
cuyos méritos intelectuales despiertan envidia en el acosador que también
quiere destacarse y ser premiado, pero no logra resolver la forma de comunicar
y pedir apoyo escolar para alcanzar las metas que lo harían sentirse orgulloso
y admirado.
Los niños acosados tienen un perfil de “querer esquivar los problemas” y cuando no
se puede, soportarlos sin oponerse para que termine rápido, pues tienen gran
necesidad de ser aceptados y acceden rápidamente a las demandas del acosador
para evitar problemas o “prolongar
su sufrimiento”. Estos niños no saben lidiar con las dificultades y suelen creer que la
mejor manera de superarlas es soportarlas pasivamente, hasta que se acaben;
cosa que el bribón jamás permitiría que ocurra.
Ocasionalmente, los niños acosados pertenecen a grupos culturales
o familiares donde la violencia es rechazada, por lo que no se permite
responder al maltrato sufrido y bregar porque se termine pronto.
Tanto si reacciona violentamente, aplicando el “ojo por ojo”, como que
trate de “negociar” ofreciendo, por ejemplo, hacerle sus tareas, o que quiera
ser racional con el acosador cuyo fundamento de violencia no puede estar más
lejos de lo racional, nada
detendrá al hostigador ni lo hará cambiar de parecer respecto de su
intimidación.
Si un agresor se va del colegio por cualquier razón, y las
condiciones culturales no cambian, surgirá
dentro del mismo grupo, otro agresor que, probablemente, sea
alguno de los secuaces del primero o bien una de sus víctimas que quiere
cobrarse venganza torturando a quienes estuvieron como espectadores de los
castigos a que fue sometido.
Existen dos tipos de visctimas:
Existen dos tipos de visctimas:
- Activos: generalmente son alumnos con problemas de concentración que molestan a los que estan a su alrededor. Es poco frecuente.
- Pasivos: son inseguros y callan delante de la agresión. Es la más frecuente.
Ser o haber sido un victima conlleva:
- Fracaso y dificultades escolares.
- Ansiedad anticipatoria.
- Fobia a la escuela.
- Desarrollo de una personalidad insegura.
- Baja autoestima.
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